domingo, 12 de septiembre de 2010

Telas Gastadas

Un negocio en vías de extinción
















Las pequeñas tiendas están prácticamente extintas y salvo escasas excepciones, casi ni se notan. Es precisamente esto lo que pasa con las tiendas que se encuentran alrededor de Plaza Ñuñoa. En Irarrázaval N°3231, a pasos de la Plaza se encuentra una paquetería llamada Deposito Yarur Sumar. La tienda es atendida por Lorenzo Butto junto a su hermana, quienes son dueños de local en el cual ponen todo su esfuerzo para mantenerlo vigente.

Lorenzo tiene 51 años de edad, es algo descuidado, tímido, pero muy trabajador. A medida que avanza la conversación y atendiendo a clientes de manera muy gentil, va perdiendo la vergüenza y comienza a contar su historia, su verdad.

Lorenzo, ¿tú comenzaste este negocio? No, la tienda la comenzó mi padre, Moisés Butto, el año 1956, quien actualmente tiene 86 años. Trabajó toda su vida, ahora le toca descansar, así que la atendemos con mi hermana.

¿Tú quisiste continuar el negocio familiar? Es lo que vi desde chico, lo veía como un paso lógico. No me imagino en otra cosa.

Y, ¿estudiaste? Estudié Ingeniería Textil, pero no terminé.

¿Siempre quisiste estudiar eso? Era el negocio que más conocía, además de que tarde o temprano me iba a tocar atender la tienda. Si tuviera la opción de elegir nuevamente, estudiaría otra cosa. En esta pega se trabaja mucho y se gana poco.

Debe ser un trabajo difícil, con las grandes tiendas la gente casi no compra telas. ¿Cómo has logrado mantenerte? Vendiendo. Es obvio que ahora se vende mucho menos que antes, pero da para vivir. No puedes darte lujos, pero con esfuerzo he tenido un buen pasar.

Textiles Sumar y Yarur, cerraron, ¿Cómo lo has hecho para abastecerte? Con pequeñas fabricas que pelean para mantenerse abiertas, como yo, y también con muchas telas que provienen de China. Si bien la calidad de las telas ha disminuido, son mucho más baratas, por lo que obtienes más utilidades por metro vendido.

¿Cuáles son las telas que más se venden? Actualmente lo que más se vende son tapices, lonas, y telas para hacer sabanas y manteles.

¿Y antes? Telas para hacer ropa, principalmente para hacer uniformes. Ahora todos compran ropa hecha, yo también lo haría. Con cinco mil pesos te compras un uniforme de colegio completo y con la misma plata no te alcanza ni para hacer un pantalón.

¿Tienes clientela habitual? Quedan algunos. Antes había mucha gente que venía regularmente a comprar pero principalmente a conversar con mi papá. La mayoría eran señoras, pero van desapareciendo, si la mayoría ya tendría más de 70 años.

¿Qué tipos de clientes tienes ahora? En su mayoría son colegios. En esta zona hay muchos y siempre están comprando telas para cortinaje y para hacer disfraces para las fiestas patrias o para el 21 de mayo. De la Municipalidad me compran de vez en cuando, pero son cosas menores.

Hablando de la Municipalidad, ¿Tienen una buena gestión con la comuna?, ¿ayudan al comercio? Hacen una buena gestión. Siempre tienen las calles limpias y se preocupan mucho de la seguridad. Hace un par de años estábamos teniendo problemas con la delincuencia, de hecho, a la tienda de al lado le entraron a robar, pero pusieron mas patrullas de seguridad municipal y no hemos vuelto a tener robos.

¿Desde cuándo que atiendes la tienda? Siempre he estado metido aquí, pero me hice cargo y empecé a trabajar constantemente desde 1986.

¿Después es el turno de tus hijos? No, yo no tengo hijos, y si los tuviera no los dejaría seguir mi camino. La verdad es que no se ve claro el futuro de esta tienda, a los hijos de mi hermana le carga estar acá y los entiendo.

Antes el negocio de las telas era uno de los más rentables, ¿Cuándo dejó de serlo? Hace 20 años, este negocio era grito y plata, pero con la aparición de las grandes tiendas la cosa cambió. Empezaron a poner precios que eran insuperables y tampoco existieron leyes o algo que resguardaran a las pequeñas empresas. Ni siquiera se nos ayuda con el tema de las contribuciones ni nada. Somos como los artesanos del comercio, debemos luchar día a día para mantenernos en pie. La cosa pudo ser diferente, pero nunca nos atrevimos a cambiar y nos comieron los grandes.

¿Qué fue lo que les impidió cambiar, modernizarse? Mi viejo, estaba acostumbrado a una forma de ver y hacer negocios, y nada lo iba hacer cambiar.

¿Crees que ese fue el mayor error, no modernizarse? No, yo creo que el mayor error fue no haber capitalizado cuando se pudo. Teníamos mucho dinero y lo malgastamos. Nos dábamos una vida de reyes, viajábamos y jugábamos mucho. El juego nos pasó la cuenta, fue algo así como una herencia maldita. Todos los paisanos estamos acostumbrados al juego, muchos perdieron todo, a mí por lo menos me queda la tienda.

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