domingo, 29 de agosto de 2010

27 de Febrero Hoy




Miedo, peleas, oportunidades y reconstrucción son los vestigios que aún recuerdan a la gente el terremoto que ocurrió el pasado 27 de febrero. Este mega-sismo, afectó no sólo a las construcciones, sino también a las personas, su comportamiento, su rutina y la forma de percibir el sentido de la vida.

Parte importante de Plaza Ñuñoa es su vida nocturna, la cual, para muchos, ha cambiado directa e indirectamente después del terremoto. Los recuerdos de aquella fatídica noche pesan en algunas personas o en sus cercanos. Este es el caso de Armando Guajardo tiene 28 años, vive con su madre y una tía. Armando cuenta que frecuenta constantemente el Café Dante donde se junta con sus amigos a conversar de la vida, pero que desde el 27 de febrero, ha tenido algunos problemas que le han evitado asistir a su “Club de Toby” con tanta regularidad. Armando cuenta que el terremoto afectó fuertemente su hogar, y no precisamente porque este haya tenido daños, sino porque su tía quedó traumatizada. Su nombre es Victoria Opazo, tiene 59 años, es soltera y después del terremoto no ha logrado sentirse bien estando sola. “No puede estar en el departamento si no hay nadie, me empieza a llamar a mi o a mi vieja, que por su trabajo viaja mucho y casi nunca está, por lo que me molesta casi siempre a mí”, comenta Guajardo. Para Armando, este trauma que le provocó el terremoto a su tia, ha sido un suplicio; no puede apagar el celular, no puede salir cuando lo desea y le ha generado constantes peleas y discusiones. “No nos deja vivir tranquilos, dice que tiene miedo, que le puede pasar algo y eso que al departamento no le pasó nada. Está como asustada de la casa y no quiere ir al psicólogo ni nada”, agrega Guajardo mientras pide la cuenta, tiene que ir a acompañar a su tía.

Si bien el terremoto fue un hecho que afecto a las personas fuertemente, no fue malo para todos. Para la gente que estaba en busca de un departamento encontró una opción inmejorable. El sismo provocó en la gente un temor a vivir en departamentos, especialmente en los pisos más altos. Es por esto que los precios y la demanda por estos inmuebles bajaron, por lo que las inmobiliarias tuvieron que lanzar promociones y facilidades de pago para reactivar el mercado de estos bienes.

Las oportunidades no se pueden dejar pasar y precisamente eso hizo Tamara Arriagada. Tiene 30 años, soltera, profesional y acaba de adquirir un departamento aledaño a Plaza Ñuñoa. Entre risas, un vino y una rica pizza, en la Taverna della Piazza, cuenta que el terremoto le dio la oportunidad para comprarse el tan anhelado hogar propio. Desde hace un tiempo estaba buscando un departamento, pero no se convencía. Compró un departamento en Gerona 32, ubicado a metros de Plaza Ñuñoa. Este departamento lo había visto varias veces, y, si bien le gustaba, no podía pagarlo. El precio original era de cerca de 58 millones de pesos, pero con el sismo la gente no quería vivir en un departamento y menos en el piso 12, por lo que las promociones y descuentos no se dejaron esperar. En el banco le dieron una buena taza para el crédito inmobiliario y la compañía le hizo un descuento de un 12% por el departamento. “Era la oportunidad, un buen descuento, buena taza en el banco y buena ubicación, tienes todo cerca. La única lata es que para tomar el metro, tengo que andar en micro”, comenta Tamara y agrega que no puede estar más feliz con su adquisición, le encanta el barrio y que por último es una buena inversión, ya que el precio de los departamentos se ha ido normalizando con el tiempo.

Daños materiales y psicológicos son dos cosas de las que se ha tenido que encargar la municipalidad de Ñuñoa, la cual se encuentra emplazada en la plaza con el mismo nombre, después de los hechos ocurridos el pasado 27 de febrero. La comuna no se vio afectada mayormente en lo material, pero muchas personas quedaron muy afectadas en lo emocional. Es por esto que la Municipalidad proporcionó una serie de psicólogos para tratar los problemas y temores que presentaban las personas. A pesar de los seis meses que han pasado siguen existiendo pacientes que requieren de ayuda psicológica para mantener la calma y tratar de superar sus miedos.

La Municipalidad también se ha tenido que encargar de todos los daños materiales provocados en los espacios comunes de la comuna. “Los psicólogos partieron su trabajo el 28 de febrero, la municipalidad sigue en arreglo”, comenta Marcela Sabat, diputada por el distrito 21 que comprende Providencia y Ñuñoa. “La municipalidad y yo nos hemos preocupado por la gente, tratar de ayudarlos en lo posible, pero aún falta mucho”, comenta Sabat, agregando que constantemente visita a las distintas localidades de la comuna para saber cuáles son sus problemas y tratar de ayudar.

Han pasado seis meses desde que ocurrió el terremoto y aún afecta las vidas de las personas, a algunos para bien, a otros para mal. Mucha gente perdió en lo material, otras en la tranquilidad mental y espiritualidad, y algunos ganaron una oportunidad para realizar sus sueños, pero lo que es común es que para todos, su situación cambió. Lugares íconos de Plaza Ñuñoa como la pérgola ubicada en medio de la plaza, la cual está cerrada por que se encuentra inestable debido a las grietas provocadas por el terremoto, o la Iglesia Nuestra Señora del Carmen que tiene el techo dañado, son muestras claras de los daños provocados por el sismo, pero no nos muestran el daño que provocó en las parejas que iban a la pérgola a pasar sus tardes conversando, o de quienes concurrían constantemente a la iglesia a rezar y encontrar su paz interior.

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